sábado, 14 de marzo de 2009

Julián (fragmento)

En esta ocasión viajo en autocar hacia Toledo para solucionar cuestiones administrativas. En los asientos traseros hay varias personas cargando de humo el reducido espacio. Intento distraerme con el paisaje y acabo abriendo mi diario. Me gusta incluirlo en los viajes porque me ayuda a reflexionar y recordar el pasado sobre un asiento con dirección al futuro. Y en la mayoría de estas reflexiones aparece mi padre, aparece Julián.

Suspiro con el recuerdo y siento de nuevo el humo espeso procedente de los asientos de atrás. Yo, desde luego, no fumo, porque fumar hoy en día no es fumar, es consumir. Sí, consumir un cigarrillo tras otro como si se nos fuera la vida en ello, como si no hubiera tiempo suficiente para terminar algo -no se sabe qué-. En la actualidad soy profesora, y en el descanso del instituto los compañeros parecen competir quemando cigarrillos. Menudo estrés.

Antiguamente, fumar era un arte, una terapia, un abrazo fraterno. Recuerdo a mi padre, hombre fuerte curado por el sol y el viento; tenía la piel dorada como el trigo maduro que él sabía mimar y cosechar. No le gustaban los paquetes y sus gruesos cigarrillos poco compactos. Deshacía el contenido y lo depositaba con paciencia en su vieja petaca de piel dura. La llevaba siempre en el bolsillo de la chaqueta, y cuando encontraba a algún conocido le ofrecía tabaco. Con él prendía la conversación y fluía tranquila como el humo lento, espeso y cálido en un atardecer turbio que envuelve las voces roncas, los semblantes duros y distrae las disputas, las aturde hasta disolverlas en el olvido del presente. ¡El presente! Ese tiempo que no vivimos proyectando el futuro.

María Luisa, S. Vinader
De la vida y otros viajes, "Julián" (fragmento)

2 comentarios:

  1. María Luisa: Qué nostálgica me pones. Pero positivamente.
    Describes con mucho realismo, eso que los que tenemos unos años, hemos vivido en nuestra infancia. Lo que no quiere decir que la gente joven esté absenta de ello, sino viven más bien esa otra experiencia que muy bien describes: La prisa por consumir.
    Tu Julián, padre, me recuerda también al abuelo de Víctor Manuel.
    Julián es lento, mesurado, y bebe la vida a sorbitos como debería ser.
    Estupendo. Cuantos Julianes vamos perdiendo...

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  2. ¿Qué podría decir, sobre tu obra, una amiga tuya como yo?
    ....Sigue así, Marisilla...deleitándonos con tus palabras...
    Un fuerte abrazo, Ana de Talavera de la Reina

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