domingo, 22 de marzo de 2009

La mujer del almacén (fragmento)

-¡Elena, date prisa, bébete la leche! !Cada vez más despacio...!
Mi hija actúa a sabiendas, disfruta haciéndome rabiar. He de dejarla en casa de mi madre, que vive en el otro extremo de la ciudad, junto a la carretera de la costa. Por suerte, ella se cuida de todo: de llevarla y recogerla del colegio, de la comida, de los deberes... A última hora de la tarde paso a buscarla. Cuando llego al piso, ni me apetece cenar. Sólo deseo hundirme en la cama y dormir. Pero a veces no es fácil y me suelto a llorar. Antes nunca me derrumbaba así. Cuando finalmente concilio el sueño, me asaltan mil y una pesadillas. Esto no es vida; esto no es nada.
-¡Acaba con la leche! ¡Ya!
Estoy empleada en una superficie comercial. Lo que hago actualmente no me gusta. Antes sí. Era de cara al público. Y me tenían bien considerada, por cierto. Cuando me bajaron al almacén, lo tomé como un castigo. En realidad lo era.
¿Dónde demonios habré dejado la bata? Ya sé. Debería plancharla. ¡Este pelo...! Pronto ya no se sabrá ni de qué color es. Necesitaría teñirlo de nuevo. Pero tendría que ir a la peluquería y me da pereza. ¿Cuánto hace que no me maquillo? ¿Para qué? Sólo tengo treinta y tres años, pero paso de los hombres. Últimamente me da lo mismo si me consideran fea o guapa. Antes mi piel era suave, pero ahora es áspera. Pronto parecerá papel de lija.

Isidoro Filella
De la vida y otros viajes, "La mujer del almacén" (fragmento)

2 comentarios:

  1. Me gusta el sentido realista que le das a este fragmento. O has estado redeado de mujeres, cuyas vivencias has captado muy bien, o tienes una buena imaginación poniéndote "enfrente". Muy bueno. Lo que se me ocurre con urgencia decirle a esta mujer superempledada es que busque tiempo para ella. Que no lo deje pasar esperando a tenerlo algún día. Ah, y que se maquille y se acicale para ella misma, por su armonía y bienestar personal, sin más. Lo de cuidarse para los hombres no es motivacion seria, aunque casi siempre ocurre así: "Me arreglo para que fulanito"... Rotundamente no, lo que no quiere decir que no se de paso a la coquetería femenina, faltaría más...Hay que pedirle también a los hombres ese gramo de elegancia masculina para ella, pero con el mismo argumento.

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  2. Hola Isidoro: a estas horas ya estaréis a punto de presentar el libro. Parece mentira. Bueno, espero pronto poder terminar todos estos relatos apetecibles. Intentaré acercarme en Madrid.
    Mucha suerte

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